La receta que hoy os presento de puches conquenses pertenece a otros tiempos, a la época de la postguerra en Cuenca, donde se hacía este dulce la noche del primero de noviembre, día de todos los santos y víspera del de difuntos, y para los niños era un festín… ¡Cómo ha cambiado todo! Me maravilla cuando me lo cuenta mi madre. En esa noche era su cena, la de sus hermanos, padres y abuelos, y ella lo recuerda de una manera entrañable, no con pena, a pesar de que eran tiempos de escaseces. Los únicos dulces que había en casa eran boniatos de su huerta y, en época de matanza y Navidades, mantecados y tortas, y, como algo especial, en la noche de todos los santos, los puches que os presento hoy.
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