Las vemos como un estorbo para disfrutar de la refrescante y jugosa sandía sin valorar por total desconocimiento sus excelentes propiedades. Las pepitas de la sandía «son las malas de la película», el «enemigo» de la vida cómoda y sin problemas que nos gusta hasta el punto que desde ya hace años podemos encontrar las sandías «fashion» que nos permiten tener sandías sin pepitas que incordien.
No sabemos que estamos pagando un extra por prescindir de un tesoro nutricional. Van directas a la basura sin valorar que como ocurre con las semillas de girasol o las de calabaza, el componente principal de la cáscara de las pepitas de sandía es la fibra, por lo que son una buena opción para combatir el estreñimiento.
Leer completa en https://www.sportlife.es/nutricion/articulo/por-que-es-un-error-no-comerse-las-pepitas-de-la-sandia