Los seres humanos tenemos una tendencia natural a clasificar, a crear cajas mentales donde poner nuestras ideas, nuestros conocimientos o nuestras experiencias porque eso nos da una sensación de comodidad, de cierto control de la realidad y un mejor manejo de la incertidumbre.
Esto ocurre también en el ámbito de la medicina, con esa “tranquilidad” que da el diagnóstico, cuando un facultativo le da un nombre a lo que te sucede. Cuando una persona está sufriendo un problema de salud y por fin recibe una etiqueta, un diagnóstico, solo con eso ya siente un cierto alivio.