Tus células están escuchando. Cada parte de tu cuerpo tiene su propia conciencia o su propia alma. Estas palabras transformadoras, pronunciadas por las mujeres de la medicina indígena, comenzaron mi viaje interior para descubrir la extraordinaria capacidad curativa del cuerpo humano.
Cuando me presentaron esta perspectiva, sufría de un grave trastorno de dolor crónico. De repente me imaginé incorporar este concepto en mi rutina de meditación. Pensé, ¿puedo escuchar a mi cuerpo… puedo hablar con él para obtener su cooperación en la curación de esta condición?