
De la misma manera que aprovechamos la cabeza y espina de un pescado para preparar un buen fumet, no deberíamos descartar la parte verde de las zanahorias o la piel de las patatas. Aprovechar los tallos, hojas, pieles o vainas de las verduras no solo es cuestión de ahorro, sino de evitar el desperdicio alimentario a la vez que disfrutamos de nuevos sabores y texturas que hasta ahora seguramente ni conocíamos.