Para casi todas las mujeres, la menstruación llega acompañada de los temibles cólicos menstruales, dolores que pueden variar en intensidad o en duración pero que, en casi todos los casos, son inevitables.
La razón precisa de este padecimiento temporal no es del todo conocida, pero la hipótesis más aceptada los explica por la liberación de prostaglandinas, sustancias derivadas de distintos ácidos grasos, las cuales forman parte de diversos procesos fisiológicos relacionados con la presión sanguínea, la coagulación e incluso la regulación de la temperatura corporal.