A su paso por la provincia de Burgos, el ‘joven’ río ha de abrirse paso por montes de caliza dejando tras de sí una estela de pequeñas e idílicas localidades.
La mayoría de los ríos de nuestro país comparten un clico vital muy similar: nacidos entre grandes montañas que les alimentan con el néctar maternal de sus nieves y arroyos, transcurren una placentera infancia a través de valles predispuestos para su soslayo, como si la naturaleza quisiera brindar a los recién nacidos ríos una niñez tranquila antes de someterles a sus propias durezas.
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