Cada año 100.000 toneladas de plástico provenientes de los Estados miembros de la Unión Europea situados en las costas del continente terminan en el mar. Estos elementos plásticos —que ya representan el 70% de los residuos marinos— se degradan, pero no desaparecen por completo: muchos son consumidos por los peces —que eventualmente son pescados y comidos por los europeos—, mientras que otros reaparecen en las playas, donde representan el 49% de la basura que se encuentra en la arena. Gran parte de estos plásticos son desechables, y por eso en 2018 Bruselas promulgó una directiva europea que prohíbe la venta de gran parte de objetos hechos con estos plásticos de un sólo uso a partir de 2021. Con el fin de demostrar su compromiso con la política verde, sin embargo, este viernes el Gobierno de Portugal ha anunciado que se adelantará al resto de la Unión y prohibirá material fabricado con estas sustancias en apenas un año.
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