Pero también hay formas atípicas que dan síntomas no digestivos, por ejemplo, anemia ferropénica crónica, alteraciones menstruales, abortos de repetición, trastornos de la coagulación e, incluso, trastornos psiquiátricos. Estos casos son mucho más difíciles de diagnosticar.
Por lo general, para diagnosticar la celiaquía primero se estudia a los familiares de primer grado en busca del condicionante genético que predispone a esta patología.
Después se realiza una analítica de sangre para detectar la presencia de anticuerpos de la celiaquía, en particular de la enzima glutaminasa y, luego, se hace una gastroscopia para practicar biopsias duodenales.
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