Juan Serrano Gandia: ¿Efecto Warburg en el coronavirus?

Muchas personas muy probablemente no hayan oído hablar del efecto Warburg. Este fenómeno ha estado presente en mis dos libros, en cada una de mis conferencias sobre el cáncer y es un pilar básico para la practica totalidad de compañeros y compañeras que defendemos la medicina intregrativa. Prueba de ello lo tenéis en el libro ONCOLOGÍA INTEGRATIVA. MANUAL BÁSICO Y CLÍNICO, promovido por SESMI.

¿Que es el efecto Warburg?
En la década de los años veinte, Otto Warburg describió por primera vez la tendencia de las células neoplásicas a metabolizar la glucosa mediante una vía distinta a como lo hace una célula normal cuando respira.
Esta singularidad del metabolismo energético aberrante que exhiben las células tumorales, denominada técnicamente glucólisis aerobia y también conocida por nosotros como efecto Warburg, en honor a su descubridor.

¿Que consecuencias tiene para la oncología el efecto Warburg?
Las consecuencias de tal descubrimiento son fundamentalmente dos. La primera es de tipo diagnóstico. Años después, esta peculiaridad metabólica se aplicaría en el ámbito del diagnóstico oncológico con la tomografía de emisión de positrones (PET, en inglés). La segunda tendría una consecuencia terapéutica, muy establecida por los profesionales de la medicina integrativa y lamentablemente poco apreciada por otros profesionales, a tenor de las múltiples críticas que hemos recibido con la publicación de nuestros libros. Sin embargo, tal y como redacto en mi libro, PODER ANTICÁNCER, la consecuencia de todo ello es que las células tumorales sienten una especial apetencia por la glucosa, en cierta manera, son esclavas metabólicas de este nutriente. El tumor usa esta molécula como combustible para quemarla rápido y crecer y multiplicarse a gran velocidad. Por ello, defendemos la terapia metabólica del cáncer, fundamentalmente, cambios en la alimentación.

Llegados hasta aquí, os preguntaréis, ¿Y que tiene esto que ver con el coronavirus?
La respuesta es sorprendente: mucho. Personalmente, me apasiona ya que de nuevo podemos observar que al igual que ocurre con la célula tumoral, el coronavirus no se inventa nada. Siguiendo con el paralelismo, cuando el coronavirus pretende infectarnos, secuestra nuestra maquinaria celular para producir nuevas partículas virales y proseguir la infección. Se dice que el virus manipula o secuestra el metabolismo de nuestras células para que le fabrique los componentes que necesita para generar nuevas partículas virales. Exactamente lo mismo que hace la célula tumoral, secuestra nuestra maquinaria celular.

Sorprendentemente, el cambio metabólico que induce el virus en la célula infectada se parece mucho al efecto Warburg que ocurre en una célula tumoral.
Tal es así que un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) probará fármacos usados contra el cáncer para frenar la infección por el coronavirus SARS-CoV-2.

Y, tal es así, que muy probablemente, los mismos condicionantes que puedan conducir a una célula normal a convertirse del lado maligno sean muy parecidos a los que permiten que el coronavirus tienda a metastatizar allá donde pueda.
Fijaos que en ambos casos, el papel del sistema inmunitario es crucial.