Cuenca: Un mar, un cuento, un abismo

Desde sus primeros pobladores en el Paleolítico hasta la época del turismo y la paz, esta ciudad única en nuestro país ha recolectado historias para contarnos.

No sé por qué me gusta tanto Cuenca. No creo que sea porque fue nombrada ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1996. Tampoco son las Casas Colgadas, tan famosas, que siempre parecen pender de un hilo camino al abismo. Ni son los cerros que la rodean, escupiendo bocanadas de aire fresco entre las callejas de piedra centenaria. No sé qué será. Solo sé que cada vez que paseo por Cuenca siento que puedo resbalarme y caer en cualquier momento, y siento cómo la ciudad me sujeta con una mezcla de bondad y sutileza, tentándome y retractándome en mi decisión a caer.

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