Muchos son los cuidados que requiere un coche como, por ejemplo, vigilar que el dibujo de las llantas no esté desgastado o que la presión de los neumáticos arroje los valores correctos.
Sin embargo, hay un elemento al que casi no se le presta atención: los faros del coche. Cuando estos empiezan a arrojar una luz opaca o difuminada, ¡preocúpate!