
El parque natural Serranía de Cuenca (al noroeste de la provincia, ocupa buena parte de la Serranía Alta) no suele figurar en las principales rutas turísticas de nuestro país. Y ese es, posiblemente, el mayor de sus encantos: la sensación de estar descubriendo un tesoro, algo bellísimo que solo conocen unos pocos, en un tiempo en que prácticamente todo está descubierto.