Los alimentos no son eternos
Está muy extendida la idea de que hay alimentos que nunca se estropean o que se pueden consumir sin problema más allá de su fecha de vencimiento: especias, conservas, aceite… aunque el ejemplo más paradigmático es la miel, de la que se dice incluso que se ha encontrado intacta en las tumbas de varios faraones egipcios. Por eso a veces nos lanzamos a consumir algunos de los alimentos caducados que teníamos en el armario, como aquel bote de estragón que compramos hace años para cocinar una nueva receta y del que nunca nos habíamos vuelto a acordar.
En realidad, los alimentos no son eternos. Con el paso del tiempo se acaban deteriorando y eso puede hacer que no sean aptos para el consumo. Esto ocurre sobre todo por dos razones:
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