Al menos tres fueron los riscos sagrados de los indígenas de Gran Canaria: Tirma, Amagro y Umiaya. El primero siempre ha estado claro, mientras que el tercero incluso ha sido negado. Recientes investigaciones y excavaciones no sólo documentan su existencia, sino que la sitúan en los riscos de Amurga, en cuya fortaleza, además, los canarios encontraron su último refugio hasta que, al final, se rindieron al conquistador.
“Lo que me fascina de la Caldera de Tirajana es que aquí tenemos todas las épocas arqueológicas de la población aborigen: desde los primeros momentos a los últimos”, explica el arqueólogo al frente de los trabajos de estudio, excavación e identificación de los yacimientos indígenas en este territorio del interior de Gran Canaria, Marco Moreno, recién llegado a las oficinas de Tibicena Arqueología y Patrimonio tras un nuevo pateo por los riscos de Amurga. “Tirajana es un poco el espejo de la historia arqueológica de Gran Canaria, porque va de los siglos V al XV. Tenemos lo primero y tenemos lo último. Y por medio está Umiaya, que sabemos que es del siglo VIII-IX”.