Lo leía sin cesar en decenas de medios de comunicación, lo veía en cuentas de Instagram de influencers, me lo confirmaban algunas amigas e incluso me lo avisaba una y otra vez (con gran acierto, como acostumbra) mi madre: «La copa menstrual es el presente y el futuro, es mejor para tu salud y para el medioambiente, es sumamente económica y tienes que empezar a usarla ya».
Así, como una orden, resonaba en mi cabeza cada vez que comenzaba un ciclo. Lo hizo durante meses, sobre todo porque había llegado el año decisivo -a 2019 lo recordaremos por el grito millennial hacia un modo de vida más ecológico y sostenible-, así que me decidí y compré la mía. Y ahora no voy a describir cómo es ni a enumerar todos los beneficios de usarla -que eso ya nos lo sabemos todas-, sino que voy a contar por qué elegí esta copa menstrual de la marca Intimina y cómo fue (al detalle) mi primera vez.
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