Me encanta cuando mi madre me cuenta que tiene fichada una receta de verduras y me sugiere que la preparemos juntas. Ya os conté la historia del salmorejo de manzana (si no lo habéis hecho, estáis tardando) y hoy vamos con una segunda entrega. Esta vez en forma de albóndigas de calabacín y berenjena, dos de mis verduras preferidas.
Se pueden preparar en cualquier época del año, pero es ahora que están de temporada cuando mejor saben estas albóndigas y más jugosas quedan. Es una receta fácil y, aunque requiere de tiempo y paciencia, el resultado merece ese pequeño esfuerzo. Hacerlas a cuatro manos resulta la mar de cómodo y agradable. Si tenéis a vuestras madres, padres, hijos, amigos o cualquier otra persona cercana aficionada a la cocina, no dudéis en proponer un cocinado juntos.