Caminar es uno de los ejercicios más saludables que existen. No compromete los límites cardíacos ni arriesga las articulaciones de los pies, la rodilla o la cadera, auténticos talones de Aquiles de los runners. Pero hay matices. Una cosa es salir a dar un garbeo para tomar el fresco y otra hacerlo para darle vidilla al corazón y llegar a viejo hecho un toro. Si lo suyo es lo segundo, no solo tendrá que acometer los míticos 10.000 pasos que recomiendan las autoridades sanitarias, también debería considerar el ritmo de la marcha. Apretar el paso, sin llegar a trotar, regala años de vida. O, mejor dicho, parafraseando al cardiólogo Valentín Fuster, «no solo años de vida, sino vida para sus años». En otras palabras, longevidad con calidad de vida.
Leer completa en https://elpais.com/elpais/2018/06/11/buenavida/1528726145_420325.html