Esta antigua bendición fue creada en el idioma náhuatl, hablado desde el siglo VII en la región central de México. Ella trata de perdón, cariño, desapego y liberación.
Libero a mis padres del sentimiento de que fallaron conmigo.
Libero a mis hijos de la necesidad de traer orgullo para mí; que puedan escribir sus propios caminos según sus corazones, que susurran todo el tiempo en sus oídos.
Libero a mi compañero de la obligación de completarme. No me falta nada, aprendo de todos los seres todo el tiempo.
Agradezco a mis abuelos y antepasados que se reunieron para que hoy respire la vida.