Los síntomas del trastorno depresivo persistente o distimia nos dicen que estamos ante algo más que una simple tristeza crónica. En muchos casos, esta condición clínica es la antesala de una depresión mayor. No obstante, lo más duro es que una persona puede pasar meses e incluso años arrastrando esta pesadumbre asfixiante sin saber el origen, pero viendo su calidad de vida muy dañada.