El budismo tiene una forma muy particular de abordar el dolor. Esta filosofía promueve la idea de que es posible acabar con el sufrimiento, pese a que este sea una parte ineludible de la vida. Porque aunque la vida traiga por sí misma dolor, no estamos condenados a padecerlo pasivamente.
Según los budistas, para acabar con el sufrimiento lo primero que se debe hacer es aceptar que existe. La vida de todos los seres humanos, más tarde o más temprano es tocada por el dolor. Resistirse a ello solo lo incrementa.