Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, revela un vínculo entre la contaminación atmosférica y modificaciones en el cuerpo calloso, una zona del cerebro que se relaciona con trastornos como el TDAH y TEA . Foto de archivo de participantes del proyecto BREATHE de una escuela de Barcelona realizando tests por ordenador.
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A lo largo de las últimas décadas, varias investigaciones científicas han estudiado el impacto de la contaminación atmosférica sobre las capacidades cognitivas infantiles. Sin embargo, los estudios sobre los cambios que podría provocar en el cerebro en crecimiento siguen siendo escasos.
Ahora, una investigación liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, revela un vínculo entre la contaminación atmosférica y modificaciones en el cuerpo calloso, una zona del cerebro cuya alteración se relaciona con trastornos del neurodesarrollo como el de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el del Espectro Autista (TEA).
El estudio se ha publicado en el marco del proyecto BREATHE, cuyos hallazgos previos ya apuntaban a la existencia de efectos perjudiciales de la contaminación del aire sobre las funciones cognitivas de niños y niñas en edad escolar y también a cambios funcionales en este órgano.