Una mañana, una mujer del estado australiano de Victoria se despertó con una sorpresa. En el patio trasero del jardín de su casa, un cachorrito de perro lloraba y se escondía, ella no sabía muy bien de qué.
El descubrimiento sorprendió al pequeño pueblo de Wandiligong, de apenas 300 habitantes, poco habituado a descubrimientos de este tipo. Todos se movilizaron para cuidar de este cachorrito de perro, que parecía haber sido lanzado desde el aire por algún águila u otro animal volador.
Después de cuidar de él durante 24 horas, los vecinos decidieron llevarlo al veterinario, según ha explicado la cadena de noticias ABC: «Era un cachorrito cuando nos lo trajeron, tendría entre ocho y diez semanas de edad», explicaba la doctora Bec Day. «Tenía una marca en la espalda que podría corresponder con las garras de un águila». Decidieron bautizar al nuevo cachorrito como Wandi.