Quizá por su origen tropical a menudo relacionamos el mango con la temporada veraniega, pero es justo a finales del estío cuando la producción nacional está en su mejor momento y llega a nuestros mercados. Dejándolo madurar, es una fruta jugosa y naturalmente dulce, perfecta para hacer postres como estos vasitos de mango y nata, sin azúcares añadidos.
Necesitaremos unos 300 g de pulpa de mango bien maduro, por lo que quizá necesitemos abrir dos ejemplares, según su tamaño. Si solo encuentras fruta aún dura, déjalos madurar en el frutero junto a algunas manzanas y ve comprobando su firmeza cada día. Pruébalo antes de usarlo en la receta, por si no estuviera muy dulce o, al revés, demasiado pasado.