Enclavado en plena cordillera de los Andes, a los pies de la mina subterránea de cobre más grande del mundo, Sewell es un pueblo fantasma, de originales construcciones de madera y color pastel, que permite viajar a los años de esplendor de las «company towns» y que busca turistas para conservar su legado.
«Aquí nace la gran minería del cobre en Chile. En 1905, William Braden da inicio a la explotación industrial de la mina El Teniente», a 60 kilómetros de la ciudad de Rancagua (en el centro del país) y 2.200 metros de altitud, explicó a Efe el director ejecutivo de la fundación encargada de gestionar el asentamiento, Felipe Ravinet.