La despensa y el congelador son nuestros grandes amigos cuando no podemos acceder con tanta facilidad a productos frescos. Quizá demasiado acostumbrados a ese acceso inmediato a casi cualquier ingrediente, el confinamiento en casa nos ha recordado a muchos lo importante que es invertir en productos de larga conservación.
Nos encantan las conservas, pero hay que reconocer que no todas las verduras saben igual en su versión de bote o lata. Por eso merece la pena reivindicar la calidad y versatilidad de los congelados, por ejemplo para improvisar un buen plato de pasta, también en su versión de ensalada. Solo hay que saber adaptarse un poco a las circunstancias.